Nuestra vida está hecha de recuerdos, de acciones, de decisiones. Cada cosa que hacemos se va con el paso de segundos, minutos, horas. A veces perduran en el tiempo, pero la mayoría se olvidan. Tratamos de olvidar todo lo malo, lo que nos entristece y oscurece el alma. Queremos borrar de nuestra mente todo lo que nos hace daño, sin darnos cuenta que el único que puede borrar todo es el tiempo. Por otro lado también deseamos recordar por siempre todo aquello que nos hace feliz. Los olores, sensaciones, colores, palabras, personas, momentos; que hacen que valga la pena vivir. Pero como el tiempo tiene la magia de borrar todo lo malo, también borra, sin que nos demos cuenta, lo bueno. Los mejores detalles quizás perduren, pero no todo. Es por eso que a donde voy, llevo mi cámara. Para capturar cada momento que me hace sentir viva. Para no olvidar jamás esos colores, esas sensaciones, esas sonrisas, esas caras, esos momentos. Y para que al mirarlas revivan todos esos recuerdos que alguna vez el tiempo pudo borrar.